Un pana que no entiende ni quiere entender de qué se trata este asunto de la bloguería, pero aun así de vez en cuando aporta sus comentarios, me ha sugerido que empiece de una vez a colocar salsa en este blog; opina el compa que este parapeto me está quedando muy cursi y plañidero, y no le falta razón.
Le expliqué, de todos modos, que este espacio lo tengo reservado casi exclusivamente a los recuerdos más lejanos de mi infancia, y que mi inmersión en las aguas salseras comenzó más bien tarde, por allá por los últimos 70. Sin embargo, y en vista de que también me es inevitable hacer un registro de esa pasión, he decidido comenzar a alimentar con ella el espacio llamado Salsa y Control (otro blog que actualizar; como si no tuviera oficio).
Tengo la excusa perfecta: comenzaré colocando allí todas las canciones que aparecen citadas, reseñadas o insinuadas en cada cuento (con su respectiva reflexión), y entre una y otra dejaré colar otras cabillas más entre las que pueblan mi colección.
Hoy mismo comencé con eso. Echenle un ojo (y un oído, y un pie), y me cuentan.
Le expliqué, de todos modos, que este espacio lo tengo reservado casi exclusivamente a los recuerdos más lejanos de mi infancia, y que mi inmersión en las aguas salseras comenzó más bien tarde, por allá por los últimos 70. Sin embargo, y en vista de que también me es inevitable hacer un registro de esa pasión, he decidido comenzar a alimentar con ella el espacio llamado Salsa y Control (otro blog que actualizar; como si no tuviera oficio).
Tengo la excusa perfecta: comenzaré colocando allí todas las canciones que aparecen citadas, reseñadas o insinuadas en cada cuento (con su respectiva reflexión), y entre una y otra dejaré colar otras cabillas más entre las que pueblan mi colección.
Hoy mismo comencé con eso. Echenle un ojo (y un oído, y un pie), y me cuentan.
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