30 abril 2006

Complaciendo peticiones (I)

Tiene sus encantos la tarea infinita de armar este blog. Uno de ellos, obviamente, consiste en el solo hecho de armarlo y armar también mi fiesta personal a base de recuerdos y desacralizaciones. Otro encanto tiene que ver con la cantidad de gente que viene a comentar, y algunas veces también a solicitar sus canciones favoritas, tal como se hacía antes y se sigue haciendo en las emisoras de radio más populares. Esto me da una nota del carajo, de verdad. Así que hoy comienzo a formalizar eso que ya saben: incluiré aquí las canciones que ustedes soliciten y seguiré incluyéndolas, siempre que no me vengan con algún payaseo raro que me dé vergüenza cumplir. Uno tiene pudor, por más que sea.
Van entonces las complacencias musicales, a través del 858-39...

***

El último visitante-usuario que escribió fue un caballero nombrado Byron Puac. Él dice que sólo visita este blog para ver si algún día a mí me daba por incluir La Noche de Verano, con la gente de Azúcar, Cacao y Leche; aquí abajo se la coloco, bajo riesgo de que no venga nunca más.
Más abajo meto también a Las Cuatro Monedas, en vista del revuelo que causó la inclusión de su hit He Sido Herido, siendo que gente como el Enigmático Gandica quería escuchar más bien la titulada Buena Suerte, donde hay un solo de trompeta que lo cautiva. De esa pieza, un usuario-visitante que se hace llamar Gonzalo aportó la siguiente información: "sus versiones en español eran de importantes artistas jamaicanos residenciados en inglaterra en los 60 y 70 como DESMOND DECKER con su tema 007 que ellos llamaron BUENA SUERTE".
Y bueno, como todo no puede ser complacerlos a ustedes sino echarme aire y hacer las veces de dueño de este negocio, aprovecho para meter otra de Azúcar Cacao y Leche, en la voz de Edgar Alexander. Se llama Lo que Quiero y te la dedicó a ti, Alicia, mi gata, ya que pocas canciones definen mejor este terremoto en que me tienes metido (o el acto de sacarme del terremoto en que me encontraste). Esta piezota es, para decirlo claro y de una buena vez, una de la canciones románticas más sencillas y hermosas compuestas en este puto país en el último medio siglo.
¿Dudas o comentarios al respecto? Ahí abajo tienen espacio para que echen esa bilis para afuera.

Van, pues:

La Noche de Verano (Azúcar, Cacao y Leche):


Buena Suerte (Las Cuatro Monedas):


Lo que Quiero ((Azúcar, Cacao y Leche):

29 abril 2006

Llegamos a 100: aquí está el ránking

Este blog llegó a cien canciones recopiladas. Abajo encontrarán una lista de todas ellas, en orden de popularidad, es decir, las más escuchadas arriba y las otras abajo en estricto orden, de acuerdo con el contador de Castpost. El número de reproducciones indica las veces que cada canción ha sido escuchada por ustedes, usuarios de este blog.
Sí, son unas cuantas canciones del recuerdo. Y habrá más, muchas más...
Canción - (autor) - N° de reproducciones
------------------------------------------
Quizas Sí, Quizas No (Sabú) 761
Soy Rebelde (Jeanette) 430
Adiós, Chico de mi Barrio (Tormenta) 415
Nino Bravo (Un Beso y Una Flor) 353
La noche de Chicago (Mirla Castellanos) 338
Salsa y Control (The Lebron Brothers) 334
A tu recuerdo (Los Angeles Negros) 329
La gata bajo la lluvia (Rocío Dúrcal) 320
Rómpeme, Mátame (Trigo Limpio) 312
Eva María (La Formula V) 296
O Quizás Simplemente le Regale una Rosa (Leonardo Favio) 292
Un Gato en la Oscuridad (Roberto Carlos) 291
Prometimos no llorar (Palito Ortega) 290
Eres Tú (Mocedades) 279
Tú me Haces Falta (Claudia) 278
Si Las Flores Pudieran Hablar (Nelson Ned) 277
Te he prometido (Leo Dan) 268
Un Rayo de Sol (Los Diablos) 268
Ese mar es mío (Nancy Ramos) 252
Carta de Néstor (Los Terrícolas) 251
Se llamaba Charly (Grupo Santa Bárbara) 244
Esa Pared (Leo Dan) 243
La reina de Las Cruces (Noel Petro) 242
Vamos Cantándole al Mundo (Azúcar, Cacao y Leche) 242
Amor Eterno (Rocío Dúrcal) 234
Tu Alma Golondrina (Jairo) 229
Cómo Deseo ser tu Amor (Elio Roca) 225
Ella ya me olvidó (Leonardo Favio) 224
Dime que sí (Nancy Ramos) 216
Demis Roussos (Forever and Ever) 215
María Morena (Hugo Blanco) 205
Quiero Aprender de Memoria (Leonardo Favio) 201
Playas de mi tierra (Tania) 199
Mi Viejo (Piero) 192
Dos cosas (Los Terricolas) 191
Caribe Soy (Leo Marini) 191
Sobre una Tumba una Rumba (Sonero Clásico del Caribe) 183
San Agustín (Vytas Brenner) 183
Canción mansa para un pueblo bravo (Alí Primera) 181
Yo Voy Hacia Ti (Noel Petro) 179
El vals de las mariposas (Danny Daniel) 171
Canchunchú Florido (Vytas Brenner): 169
Es Muy Fácil (Los Mitos) 169
Asombro (Celio González) 167
Micaela (Pete Rodríguez) 167
Barquisimeto (Billo's Caracas Boys) 164
Solo otra vez (Tres tristes tigres) 160
Valencia Senorial (Billo's Caracas Boys) 156
Quién Fue (Ruddy Márquez) 156
Caramelo 'e Chocolate (Sexteto Juventud) 153
Penas (Sandro) 152
Muchacha de Quince (Nelson Henríquez) 148
Carmelina (Sonero Clásico del Caribe) 145
El son de Celia y Oscar (Celia Cruz y Oscar D'Leon) 141
Sugar sugar (Los Archies) 141
El Mayor (Silvio Rodríguez) 135
La Yerbita (Corraleros de Majagual) 131
Golpe con Golpe (Pastor López) 127
Matrimonio (Tres tristes tigres) 121
La Guitarra (Edgar Alexander) 116
Coronita de flores (Juan L. Guerra - 4:40) 115
Caracas (Rincón Morales) 115
Nuestra historia de amor (Claudia de Colombia) 115
Vámonos Pa'l Monte (Eddie Palmieri con la Fania) 114
Cardenales del Exito (Entre Palos y Alegría) 114
Jamás te dejaré (Rocío Dúrcal) 112
Kung Fu Fighting (Carl Douglas) 111
Estrellitas y Duendes (Juan Luis Guerra - 4:40) 110
Lolé Lolaila (Cardenales del Exito) 107
La Culebra (Lilia Vera) 104
Jesucristo (Víctor Gámez) 104
Mi guitarra (Juan Pardo) 104
La Manzana (Corraleros de Majagual) 103
Entreverao (Lilia Vera) 101
Y nos dieron las diez (R. Dúrcal - Joaquín Sabina) 100
Te voy a olvidar (Rocío Dúrcal) 100
Nadie se salva de la Rumba (Barreto, Celia y Adalberto) 98
El Vampiro (Corraleros de Majagual) 97
La Burrita de Eliseo (Corraleros de Majagual) 94
Regresa, corazón (Tania) 94
Tratame Como Soy (Tito Puente) 90
Por el amor de una mujer (Danny Daniel) 89
Caracas (Rincón Morales) 83
Frío, frío (Juan L. Guerra - 4:40) 82
Dile a Catalina (Irakere) 81
Rosa, Rosa (Sandro) 80
Que viva la música (Ray Barretto) 75
La tarde que te amé (Industria Nacional) 67
Cuando me quieras (La Gran fogata) 67
Guavaberry (Juan L. Guerra - 4:40) 67
De tu Boca (Juan Luis Guerra - 4:40) 64
He sido herido (Las 4 monedas) 63
Por el amor de una mujer (Julio Iglesias) 47
Bruca Maniguá (Ray Barretto) 46
Salsa y Dulzura (Ray Barretto) 45
Quién me ha robado el mes de abril (Joaquín Sabina) 41
Muchacha de abril (Leonardo Favio) (32)
Como esperando abril (Silvio Rodríguez) 28
Lluvia de abril (Charly García) 24
Te soñé, lluvia de abril (Francisco Céspedes) 2

24 abril 2006

La Gran Fogata - Cuando me Quieras

Un grupo maracucho saltó al ruedo del hit parade venezolano a mediados de los 70. Para los no venezolanos y por lo tanto no iniciados: un maracucho es un nativo de Maracaibo, estado Zulia, aquí en Venezuela. El candelero que usted puede ver en la gráfica, a la izquierda, envolviendo a Carlos Moreno, uno de los integrantes del grupo, se debe a que esa es la ciudad más fría de Venezuela (tal vez por la gran cantidad de aparatos de aire acondicionado que hay por todas partes), y es preciso que la gente cargue encima su propia chimenea o fogata portátil. Como además se trata de un pobre estado que produce el 75 por ciento del petróleo venezolano, la gente no tiene allí para comprarse un maldito aparato de calefacción, aparte del que le ha convertido a la ciudad en una especie de Antártida tropical.
La Gran Fogata no se convirtió en una gran referencia musical, pero sí dejó dos o tres canciones sembradas en varios países de América, de esas que uno ha escuchado pero casi nunca sabe a ciencia cierta quién la canta o cantaba. Una de ellas es precisamente esta que traemos ahora, titulada Cuando me Quieras.
Aquí la tiene, para que usted, quien seguramente no la reconoce por el nombre, la recuerde por sus acordes:
Cuando me Quieras:

21 abril 2006

Las Cuatro Monedas - He sido Herido

A Martha Beatriz, lo prometido
Descubrí hace unos pocos días que más de 60 por ciento de los visitantes de este blog viene de fuera de Venezuela, cosa que me sorprende y me enorgullece. A esos casi 2 mil visitantes semanales quiero pedirles que me excusen este atrevimiento, pues no estoy seguro de que Las Cuatro Monedas, esa agrupación formada por los hijos del viejo Pat O'Brien (Marlene, Brenda, Kenny y Gary), se haya escuchado más allá de nuestras fronteras. Se trata de una versión autóctona de los 5 de Jackson, y probablemente de todo lo que parió la Motown en el esplendor de la música hecha por grupos y cantantes negros norteamericanos. Ustedes dirán con cuánto acierto...
De todas formas, a los compas de América Latina y España, es probable que sí les suene familiar este sonido. Escúchenla y me avisan:

He Sido Herido:

Industria Nacional - La Tarde que te Amé

¿Qué tal ésta de Industria Nacional? De estos compas no sé otra cosa sino que eran argentinos, que colocaron unas cuantas canciones en el primer lugar en varios países, y que cuando el muchacho extraviado que yo era los escuchaba bajo el solazo de mi pueblo me entraba una horrenda desazón. Aquella melodía, por algún motivo inexplicable, brotaba temblorosa de las ondas de Radio Carora, sobre todo al final, cuando suena el improvisado grito lastimero:
...la tarde que te di mi amor
Guó guó guó guó...
y temborosa se quedaba adentro. Empeoraba mi drama el hecho de que mi oído poco entrenado y más bien distraído traducía el comienzo de la canción de modo que lo que llegaba a mi cerebro era el informe de una aberración sideral, un evento meteorológico contra natura. Yo la cantaba así:
Era
la tarde
la tarde cuando el sol salía...
No sé por qué, pero me causaba una extraña repulsión el espectáculo mental de un país más o menos escandinavo donde el sol, en lugar de caer en las tardes, le daba por salir.
Les informo entonces que la tecnología no ha logrado corregirle a la canción su vocación añeja, así que les advierto que la escucharán temblorosa todavía, como en aquellos años. Para padecerla como es debido les recomiendo irse a un lugar semidesértico, preferiblemente después de un enfrentamiento con su ser más querido, y colocarla en algún aparato de sonido que suene como cualquier sucia chicharra. Después de eso péguese un tiro o cuélguese del primer árbol que encuentre. La vida ya no tiene más sentido después de esta experiencia:

19 abril 2006

Abril en canciones

Por razones no del todo esclarecidas (aunque más o menos obvias para quienes viven en países con cuatro estaciones) el mes más celebrado en la música de todos los tiempos es abril. ¿Ya adivinaron el objeto de este post? Por supuesto. Estuve tentado de hacer un registro de todas las canciones populares que le cantaran a este mes en español y el catálogo que se abrió frente a mis ojos fue de tal enormidad que decidí abortar el plan. De modo que me conformaré con presentar sólo cinco de ellas; huelga decir, de las que más me gustan. En el área de los comentarios pueden ustede votar expresar su preferencia por alguna de estas u otra que no esté aquí.
Comienzo con Quién me ha Robado el Mes de Abril, con Joaquín Sabina y Pablo Milanés, pieza que suele arrancarle lágrimas a las mujeres de clase media (como todas las de Sabina). Continúo con mi favorita, Como Esperando Abril, en la cual Silvio Rodríguez deja la palabra-fusil y consigue una lírica de enorme poder evocativo.
Más abajo aparece Leonardo Favio y su Muchacha de Abril. Como es su costumbre, el cantautor se dedica durante tres minutos y un poco más a describirle en su cara a una joven, a grito pelao, los desmanes que piensa hacer con su vientre y sus pobres trompas de Falopio. Luego, un Francisco Céspedes con un formidable poema-canción titulado Te Soñé, Lluvia de Abril, y al final Charly García y Luna de Abril.
Es todo. Ya cumplí con el homenaje al bendito mes. No me molesten más con el asunto.

Quién me ha Robado el Mes de Abril:


Como Esperando Abril:


Muchacha de Abril:


Te soñé, Lluvia de Abril:


Luna de Abril:


16 abril 2006

Danny Daniel - El Vals de las Mariposas / Por el Amor de una Mujer. Bonus track: Julio Iglesias

Danny Daniel es (o lo fue, en su esplendor de los años 70) como esas lluvias que no mojan pero empapan: en su momento metió en el hit parade tres o cuatro canciones con etiqueta de número 1, pero poca gente se acuerda fácilmente de su nombre. Y miren que se esforzó por procurarse uno pegajoso o difícilmente olvidable; si hubiera saltado a las ondas hertzianas con su auténtico nombre de pila ni siquiera sus canciones hubieran sonado como sonaron. Se llama Daniel Candón de la Campa. Como cualquier monje, preservativo o falso conde venido a menos.
Una de sus canciones, El Vals de las Mariposas, maravilloso dúo con Donna Hightower, tiene garantizada su permanencia en el tiempo; al escuchar sus primeros acordes, los hombres no pueden dejar de soltar una sonrisa nerviosa, y las mujeres más insensibles son capaces de soltar una lágrima, supongo que de nostalgia. Quise comprobar esto último, es decir, asegurarme de que el Vals sólo afecta porque trae recuerdos remotos y no porque cautive a las almas femeninas de todos los tiempos, y se la puse a oír a mi hija Agua de Luna, quien bordea la peligrosa edad de 16 años. Ella prestó sus oídos al experimento, respetuosamente, pero antes del primer minuto ya no pudo contener el cinismo que le bullía desde adentro y echó para afuera el comentario: "Bueno papá, si con esas canciones era que enamoraban los tipos a sus novias entonces estaban todos jodidos. Hombres y mujeres. O sea...".
Comprobado: la canción no traspasa fronteras generacionales, sólo que uno la recuerda con cariño.
No se diga, sin embargo, que Danny Daniel era mal cantante. De hecho, creo que como vocalista era de los mejor dotados. Aquí abajo quiero someterlos a ustedes, ilustres visitantes de este blog, a otro experimento: escuchen con atención Por el Amor de una Mujer, original de Danny Candón de la Campa, en su propia voz. Y luego escuchen la misma canción en su versión más conocida, en la voz de quien se supone es el monstruo mayor de la balada cantada en español, Julio Iglesias. A mí me parece que este último la cantó borracho, deprimido, con un terrible dolor de muelas o recién despierto en la madrugada. Pero confírmenlo ustedes mismos, y saquen sus conclusiones.

Por el Amor de una Mujer (D. Daniel):


Por el Amor de una Mujer (Julio Iglesias):

14 abril 2006

Juan Pardo - Mi Guitarra

Juan Pardo no fue precisamente de los cantantes españoles más carismáticos de su tiempo, pero hay que decir que su tiempo estaba lleno de lo mejor que producían el pop, el rock y sus alrededores en idioma español. Pero vaya que se las arregló para colar entre los hitos musicales de esa época (comienzo de los 70) al menos una canción. Mi Guitarra es de esas canciones que le suenan a cualquiera que haya estado vivo y con algún radio encendido en esos años:
Me dejaréis morir
para escuchar mi llanto
pero nunca entenderéis
a mi guitarra...
Lo otro que he oído o leído sobre ese caballero no estoy seguro de que sea una anécdota cierta, un dato del imaginario popular o parte de una campaña publicitaria. Dice el cuento que el hombre decidió meterse a productor, y en sus manos cayó un muchacho cuyo enorme éxito le hizo pensar mejor las cosas, colgar de algún clavo de su casa su guitarra y retirarse para poder admirar al novato aquel que arrastraba masas y zetas al cantar: un tal Camilo Sesto. De él nos ocuparemos luego.
Mientras tanto, va la canción más conocida del Juan Pardo:

12 abril 2006

Sor Sonrisa - Dominique

La cancioncita es de las más escuchadas de la historia de la música, y debe ser verdad, porque hasta en San Cristóbal yo la solía escuchar. Salió al aire en 1963 y su autora era una monja francesa a quien llamaban Sor Sonrisa, Sor Adela y (en algunos círculos de excomulgados) Zorra Adela. Creo recordar que la hermanita se suicidó en algún momento de los años 90. Les ruego a los lectores que me confirmen, rebatan o modifiquen el dato.
Pero el cuento de mi encuentro con Dominique es otro. Jesús Arteaga, Gabriela Ibarra y Camila Miranda me invitaron en estos días, cordialmente, a que fuera a escuchar una musiquita ahí en su casa de La Pastora (noroeste de Caracas). Es para maravillarse el tocadiscos o pick up que ellos tienen, y donde todavía se escuchan buenos acetatos, desde Long Plays hasta esos discos pequeños de 45 rpm. Al llegar me tenían reservada la sorpresa. Y bueno, no resistí la tentación de hacerle una reseña mínima para Perrovisión.
Así que vean y escuchen:

09 abril 2006

Víctor Gámez - Jesucristo

Leo en una minibiografía: “Víctor Gámez fue el cantante del grupo Los Darts desde 1965 hasta 1971. En 1971 debuta como solista y participa en el VII Festival de la Canción Moderna en Caracas. Su mayor éxito fue el tema Jesucristo (original de Roberto Carlos)”.
Más adelante dice que dejó la música para dedicarse a la publicidad, y que falleció en 1988. No encontré ninguna fotografía suya en la red ni en mi museo personal de cosas fácilmente olvidables. Pero quiero rendirle este tardío tributo, porque recuerdo perfectamente la canción y la risa que nos producía a los niños y a los ateos (y a los niños ateos), y también porque comienza la llamada “Semana Santa” y no quiero desentonar.
Dice así:

03 abril 2006

Juan Luis Guerra y 4:40 - Varias canciones

En los años 80, el trabajo de la generación de merengueros marca Jhonny Ventura rindió sus frutos. El merengue era hasta entonces un producto despreciado por los delicados oídos de cierta clase media, hasta que un músico-empresario le apostó al ritmo y ganó. Después de realizar dos o tres presentaciones como segundón en la Fania, Wilfrido Vargas decidió que lo suyo era el merengue y armó la grande desde su país.
A este señor se debe la masificación de fenómenos tipo Las Chicas del Can, Bonny Cepeda, Rubby Pérez y demás. La gente escuchaba letras como:

Nunca olvidaré el día que
Sentado en el parque la besé:
los niños volando,
las palomas jugando…

y era la gloria; nunca antes el merengue había sido asociado tan acertadamente a lo que convencionalmente se llama poesía. Decíamos en esa época: “El merengue llegó a su más alta cumbre”. Pero finales de los 90 sucedió algo que destrozó todo concepto de cumbre, poesía, merengue y música. Ese algo hizo que los merengueros de los 80 se retiraran tranquilamente a sus casas; cuando Juan Luis Guerra y 4:40 se soltaron a vender discos los demás entendieron que ya no había nada que hacer sino sentarse a escuchar lo que traía el nuevo genio musical del siglo. Ninguna paloma o niño volando y ningún Te veré caéeeee podían competir con creaciones de alta factura como… cualquiera de las que echaron a volar Juan Luis Guerra y 4:40.
Aquí abajo les regalo Coronita de Flores, una de las menos conocidas pero también de las más sobrecogedoras:

Tengo una curita en las venas
Para que tu amor no me duela
Si ha de salir
Prendo una velita en la esquina de mi alma
Para no sufrirlo
Y tengo una casita en el pecho,
si acaso se te pierde un beso
mordido de abril
Y una coronita de flores
Para que te acuerdes de mí…


Nadie en la historia de la música caribeña (tómelo quien quiera como una metáfora, pero no lo es) le había dicho a una mujer cosa tan misteriosa, sutil y apabullante. Nadie sino Juan Luis Guerra es capaz de meter en una estrofa tantos diminutivos sin parecer gay. El hombre tuvo que explicarnos que esa cosa tierna y contundente se llamaba bachata. Y nosotros que creíamos que sólo el bolero era propicio para conquistar y enamorar.
Coloqué Frío, Frío, otro fino poema que pudiera funcionar como jingle para esas duchas que nos dejan controlar la temperatura, pero que al final resulta otra creación poética colosal. También Estrellitas y Duendes (más diminutivos prestos a resquebrajarle la voluntad a cualquier chica sensible), y por último, para demostrar que también funcionaban compositor y grupo para producir cantos a la alegría, dos merengones llamados De tu Boca y Guavaberry.


Coronita de Flores:


Frío, Frío:


Estrellitas y Duendes:


De tu Boca:


Guavaberry:

02 abril 2006

Sandro - Penas / Rosa, Rosa

Muchos años tardé en comprender qué diablos le ocurría a ese señor cuando cantaba: esos espasmos, esa voz temblorosa, ese susurrar y gritar, esos movimientos autoflagelantes que bien podían pasar por ejercicios de tensión dinámica a lo Charles Atlas o por ataques de epilepsia. Pero más desconcertante e inexplicable aun era el hecho de que miles de mujeres desfallecían en cada una de sus presentaciones; debido al pulular de ambulancias y paramédicos, los alrededores del escenario o local donde este fenómeno se presentaba solían tener más aspecto de hospital que de espacio festivo.
Decía que mucho tardé en comprender ambas cosas, hasta que un comentario reciente, oído en un programa de los conducidos por esa clase de especialistas que todo lo saben, hará unos tres o cuatro años, me reveló la clave del asunto: la idea era que aquel sujeto se pareciera a Elvis Presley, o que al menos lo invocara con cada quiebre de cintura.
El caso es que Sandro sobrevive en la memoria colectiva de este continente (no sé si en otros), con o sin la sombra del Elvis ungiéndolo o juzgándolo.
Aquí abajo coloqué una que me gusta mucho y otra que todavía me produce risa o vergüenza: la primera es Penas, una baladota para la historia, y la otra es Rosa, Rosa, de la cual no diré más nada para no ofender a los millones de adoradores que debe tener.


Rosa, Rosa: